SU APORTE ACADÉMICO
En rigor, el aporte académico de Juan José Saldaña no se articula únicamente en cuestiones de docencia relativas a la enseñanza de la filosofía e historia de la ciencia de México, sino que más bien –además de lo anterior– se guiaba por un amplio proyecto que tenía múltiples facetas; o, cuando menos, cuatro grandes ejes de acción. Entre éstas: la docencia universitaria, que ya mencionamos; la creación de revistas orientadas a la difusión de la ciencia y la tecnología en América, como es el caso de la revista Quipú, por él fundada en 1984. Luego la conducción de las tesis, ponencias, libros y ensayos de sus discípulos, quienes, siguiendo en parte las orientaciones de su maestro Saldaña, fueron articulando la marcha de la ciencia en México y en América. Y la creación de un Centro Internacional de Investigaciones de la Ciencia y la Tecnología, que aglutina a destacados académicos e investigadoras para dar cuenta de la marcha de la ciencia de los países de América, pero no como lo que hoy está de moda, y que denominan Observatorios, y que se percibe ora en ciencias políticas, económicas, prospectiva, humanidades y otras para destacar y comentar la presencia de tal o cual incremento o novedad específica en las disciplinas mencionadas, por ejemplo. En parte lo logró en virtud de la creación de la Sociedad Latinoamericana de Historia de la Ciencia y la Tecnología. Pero al parecer, su visión en cuanto a este centro de investigaciones era más amplia: aspiraba a consolidar desde México esta entidad relativa al conocimiento e hitos de la Ciencia y la Tecnología en nuestros países, con investigadores destacados de universidades latinoamericanas que, eventualmente, estuvieran al menos un semestre con un proyecto específico, enmarcados en el ideario de develar la marcha de la ciencia y la tecnología para reconstruir el gran cuadro de las mismas en Latinoamérica.
Conversando con él, en algunas ocasiones en la ciudad de Hermosillo, en 2014, me pareció que lo que aspiraba mutatis mutandis era aplicar un modelo de trabajo como el de Jean Piaget, quien en Ginebra, fundó en 1955 el Centre International de Epistemologie Genetique, orientado a la consolidación de esta nueva disciplina y a expandir sus investigaciones sobre la construcción científica con sus métodos psiciogenéticos, histórico-críticos y de cooperación interdisciplinaria. Y en el caso del centro deseado por Saldaña, el propósito (creo) que era estudiar la marcha de la ciencia y la tecnología en nuestros países, rescatando lo particular de cada proceso, el contexto social de la época y la cultura e ideología del momento en que se articula tal o cual ciencia en América.
Debido a todo lo anterior queda claro que nuestro recordado Juan José Saldaña, en cierta medida, actuó como uno de aquellos adelantados y preclaros militares que el Reino de Castilla, que desde los inicios del siglo XVI en adelante como todos vosotros sabéis, enviaba a conquistar las tierras ignotas de toda América.
Ahora bien, siguiendo con esta eventual metáfora podemos preguntarnos, en nuestro tiempo de globalización y de acreditaciones universitarias, ¿con qué se quedó Saldaña o con qué se adelantó? Desde nuestra perspectiva, creemos que él logró asentar en América el interés por desarrollar la historia de las ciencias en nuestro continente, tal como lo hiciera definitivamente George Sarton en Estados Unidos desde la década de 1950, enfatizando que la historia de la ciencia unifica el acervo científico y deja de manifiesto las facetas humanistas implícitas de sus exponentes en su propio desarrollo.
Saldaña, por su parte, deja claramente establecido que la ciencia en América puede ser considerada como objeto de estudio identificable en su generalidad y en sus diferencias concretas. Otro de sus logros o percepción adelantada, nos parece que fue el hecho de conectar la historia de la ciencia con miradas epistémicas y no puramente historiográficas. Este énfasis de Saldaña en matizar el análisis propiamente tal de la historia de la ciencia en América con la perspectiva epistemológica, queda claramente de manifiesto cuando leemos ensayos suyos tales como: Marcos conceptuales: La Historia de las Ciencias en Latinoamérica. Positivismo y Economicismo, por ejemplo , donde establece la conveniencia de dejar atrás los enfoques puramente internalistas y eurocéntricos sobre el devenir de la ciencia en nuestros países latinoamericanos, para rescatar lo peculiar de la construcción científica regional, en relación con aspectos sociales, culturales, ideológicos y políticos específicos de nuestros países, y describir cómo estos semblantes logran articular un entramado científico peculiar. Esto es, una mirada adelantada sobre la historiografía de la ciencia latinoamericana, que pretende dejar atrás el eurocentrismo y el paradigma descriptivo-explicativo, que estima que la marcha de la ciencia es un constructo homogéneo internalista, que luego de su consolidación, durante la Revolución Científica del Siglo XVII, desde el siglo XVIII, se expande con sus exponentes que estiman que la misma promoverá “la modernidad y la occidentalización […] favoreciendo la consolidación de los Imperios Mundiales”, al decir del propio Saldaña ; sin considerar, por tanto, las peculiaridades, las costumbres o las identidades regionales, tal como ya han destacado este énfasis de Saldaña Frida Gorbach, Carlos López Beltrán (2008), o Alberto Saladino (2015), entre otros .
En conjunto con sus colaboradores, Saldaña ha dejado claramente de manifiesto que el conocimiento del pasado científico y tecnológico latinoamericano no es un mero traspaso desde Europa a nuestros países; sino que es un proceso que tiene muchos aspectos peculiares, que han sido fruto del contexto económico, político y social e incluso ideológico de nuestros pueblos, tal como ha destacado, por ejemplo, la investigadora Sara Aguilera Ríos , entre otros.
EL LADO HUMANO
Desde esta perspectiva debo destacar que no pretendo realizar una descripción de la faceta humana de nuestro filósofo, pues en términos físicos, como persona, sólo estuve una semana con él, pero me pareció un hombre muy responsable con sus ideas muy claras sobre sus proyectos académicos. Lo percibí preocupado siempre de sus seres queridos, hija, familia y otros. También me consta que estuvo muy preocupado por sus alumnos del Programa de Posgrado que él dirigía o seguía como profesor conductor de las tesis de muchos de sus doctorandos, enfatizando y estimulando para que éstos siguieran los temas de la ciencia y la tecnología que era su pasión.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Aguilera Ríos, S. (2000). Quipu: una revista latinoamericana de la historia de las ciencias y la tecnología. Rev. Bibliográfica de Geografía y Cs. Sociales, (212). Barcelona, España: U. de Barcelona.
Gorbach, F. y López Beltrán C. (2008). Saberes Locales. Ensayo de la ciencia en América Latina. Michoacán, México: El Colegio de Michoacán A. C.
Historia de la Ciencia y la Tecnología en América Latina (CIHCyTAL). Recuperado de: www.historiacienciaytecnologia.com (última visita: 24 de marzo de 2023).
Juan José Saldaña. Linkedin. Recuperado de: https://mx.linkedin.com/in/juan-jos%C3%A9-salda%C3%B1a-gonz%C3%A1lez-908060a1 (última visita: 24 de marzo de 2023).
Quipu. Biblat: bibliografía latinoamericana. Recuperado de: https://biblat.unam.mx/es/revista/quipu.
Saldaña G., J. J. (1986). Marcos conceptuales: la historia de las ciencias en Latinoamérica. Positivismo y economicismo. México: Slhct.
Saldaña G., J. J. (1992). Los orígenes de la Ciencia Nacional. México: Slhct.
Saladino G., A. (2015). Elementos para una teoría latinoamericana sobre historia de la ciencia. Toluca, México: Universidad Autónoma del Estado de México.
UNAM (4 noviembre del 2022). Sensible fallecimiento del Dr. Juan José Saldaña González. Posgrado – UNAM. Recuperado de: https://posgrado.unam.mx/historia/sensible-fallecimiento-del-dr-juan-jose-saldana-gonzalez/.