RESUMEN
Se analiza la obra política y científica de Manuel Vicente Ballivián; político, estadístico, archivero, geógrafo, geólogo y explorador boliviano, formado en Europa y cuya producción se destaca entre las últimas décadas del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Se enfatiza en las contribuciones científicas de este autor, que van consolidando un imaginario acerca de la naturaleza boliviana y también se destacan sus aportes en relación con la consolidación de la República de Bolivia y de sus límites físicos.
ABSTRACT
The political and scientific work of Manuel Vicente Ballivián is analyzed; Bolivian politician, statistician, archivist, geographer, geologist and explorer, trained in Europe and whose production stands out between the last decades of the 19th century and the beginning of the 20th century. Emphasis is placed on the scientific contributions of this author, which are consolidating an imaginary about Bolivian nature and also highlighting his contributions in relation to the consolidation of the Republic of Bolivia and its physical limits.
INTRODUCCIÓN
Los temas vinculados con el estudio y la historia de la ciencia en Bolivia han sido tratados, hasta ahora, principalmente en relación con los viajeros que recorrieron aquel país en las primeras décadas del siglo XIX, como Alcides D´Orbigny o Tadeo Haencke, entre otros. Empero se conoce aún muy poco sobre otros exponentes que también desde diversas perspectivas administrativas, políticas o estadísticas, hicieron aportes relevantes para el conocimiento del territorio nacional, para contribuir a configurar sus deslindes o para incrementar el acervo cognitivo sobre el cuerpo físico, cartográfico e hidrográfico de esta joven república. Es el caso, por ejemplo, de Manuel Vicente Ballivián, quien, además de ser conocido en el universo académico e intelectual de Bolivia, no ha despertado aún interés en el campo de la historiografía europea y latinoamericana. En lo que sigue, por tanto, nos concentraremos en dilucidar su obra, explicitar sus principales contribuciones en el ámbito de la geografía boliviana en general, en la geografía humana y en la organización estadística de su país.
SU LADO HUMANO
Este estudioso, quien se desempeñó profesionalmente entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, nació el 18 de junio de 1848 en Arequipa, Perú, dado que su familia boliviana se encontraba en el exilio. Luego, junto con ella, viaja a Europa. El joven Manuel Vicente cursó estudios en Inglaterra y Francia. Y también se desempeñó como ayudante-investigador de su padre, don Vicente Ballivián y Roxas, quien deseaba articular un completo Archivo Boliviano rescatando documentos históricos relacionados con su país. Al parecer es justamente “hurgueteando en las bibliotecas de España e Inglaterra donde adquiere su notoria erudición histórica y geográfica sobre América del Sur” (Rivet, 1922) y por supuesto también de Bolivia. En 1873 el joven Ballivián regresó a Bolivia y se desempeñó durante algunos años como secretario privado del entonces presidente Tomás Frías y como profesor de la Universidad de San Andrés en La Paz. Luego, en 1886, quedó como encargado para estudiar los límites entre Bolivia y Perú –lo que le vino como anillo al dedo–, pues había estudiado este tipo de documentos geográficos en Europa. Otro hito relevante para este geógrafo y estadístico principió en 1893, cuando fue designado subdelegado nacional de diversas regiones; primero de Madre de Dios, luego de Beni y así continuó con sus cargos político-administrativos, hasta que asumió como director de la Oficina de Inmigración, Estadística y Propaganda, en 1896. Esto le permitió dar cuenta de los recursos naturales de Bolivia tanto a los ilustrados de su país como a los estudiosos e interesados de Europa y Estados Unidos. También por esos años asumió como presidente de la Sociedad Geográfica de la Paz, desde 1897 (Rivet, 1922, p. 280). Luego continuó con distintas tareas científicas, eventos, participación en congresos internacionales, tales como el 4º Congreso Científico Panamericano en Santiago de Chile (diciembre de 1908 – enero de 1909) y otras actividades científicas en representación de Bolivia, ya en las dos primeras décadas del Siglo del Progreso; hasta que la muerte lo sorprendió, el 7 de Agosto de 1921 en, La Paz.
SUS APORTES A LA CIENCIA BOLIVIANA
La obra de este autor se manifiesta principalmente en diversos estudios propios del campo de la geografía y de la estadística sobre las regiones y acerca de la población y de los recursos naturales de Bolivia. En rigor, su línea de investigación abrazó dos horizontes cognitivos:
- Publicaciones de informes y trabajos de interés estadístico, administrativo y geopolítico para Bolivia, solicitados por las autoridades gubernativas. Podríamos decir –con cierta licencia– que estos se perciben desde 1890 hasta su deceso.
- Ensayos orientados a la geografía, geología y, en general, sobre el corpus físico del país.
SUS TRABAJOS ESTADÍSTICOS, ADMINISTRATIVOS Y GEOPOLÍTICOS
Así, en cuanto al primer tipo de trabajos, podemos ubicar el Boletín de la Oficina de Inmigración, Estadística y Propaganda, que comenzó a publicar desde 1896. En este órgano comunicacional, Ballivián dio regularmente a conocer las estadísticas de exportaciones e importaciones de Bolivia, hasta entonces inexistentes. También ofreció estadísticas judiciales, carcelarias, postales, estudios meteorológicos, informes de particiones mineras y de imprentas. Al parecer, una de sus aportaciones más significativas desde la perspectiva estadística y administrativa, fue su informe o Monografía de la Industria de la goma elástica de Bolivia, que dio cuenta de la situación de la explotación de este producto desde 1892 hasta 1902. En este ensayo, tras identificar la región productiva más importante de este recurso en el país (Departamento del Beni), procedió a determinar las características del mismo, su área de dispersión, su hábitat y su impacto para la economía nacional, y luego presentó una compilación de todos los empresarios y sus barracas o empresas dedicadas a esta explotación, con el nombre de las mismas y el año de inicio de tales actividades. Así, por ejemplo, de partida en esta obra este geógrafo-estadístico señaló claramente la necesidad de determinar la situación en aquel momento de las empresas de los connacionales y extranjeros dedicadas a ese recurso, y a legislar adecuadamente sobre el tema. En efecto, en un momento de su prosa en este ensayo se lee:
La industria de la goma elástica y del cantchué sigue de cerca en importancia á nuestra mayor fuente de riqueza natural: la minera. Conocida es la vasta región que constituye en nuestro territorio el hábitat de los árboles productores de la preciada materia extractiva. No obstante el conocimiento que se tiene de esta riqueza de nuestro patrio suelo, poco muy poco es lo que se ha hecho por nuestros Gobiernos y Congresos, para reglamentar la adquisición y explotación de la goma elástica, consultando armónicamente el interés del industrial y el legítimo beneficio que deben reportar nuestras menoscabadas arcas fiscales (Ballivián, 1902, p. 1).
También en otra edición de este ensayo –pero en coautoría con Casto Pinilla– destacó cómo algunos nativos belicosos atacaban a las embarcaciones en el río Beni, planteando la hipótesis de que la extrema violencia de esos indígenas se debería a su condición de antropófagos y, por tanto, a la necesidad de estar en contacto con la sangre (Ballivián y Casto Pinilla, 1912, pp. 75 y ss.).
Pero la obra más relevante de este autor, desde la perspectiva político-administrativa, es el Censo de la Población de La República de Bolivia, que se inició en 1900 bajo la presidencia del general José Manuel Pando. Al parecer, fue el primer censo sobre la República de Bolivia con un adecuado rigor científico. Ballivián se encargó de todo: los aprestos, las instrucciones, la articulación de los equipos, la conducción del mismo y la posterior publicación en dos tomos. El trabajo duró dos años (1900-1902). Para el éxito de este trabajo, Ballivián había redactado previamente un minucioso reglamento y claras instrucciones. Finalmente en diciembre de 1902 estuvieron todos los resultados. El objetivo central del censo: determinar la población, quedó logrado, consignando que la misma correspondía a 1.816.271 personas. Por su parte, en cuanto a regiones o departamentos, quedó definido que el más poblado de la república era el Departamento de La Paz, con 426.930 personas. Y en cuanto a la densidad poblacional por km2, se observa que el territorio que más habitantes tenía en ese plano era Cochabamba, con 5,43 habitantes por km2. La región con menor densidad poblacional correspondió al Territorio Nacional de Colonias, con 0,06 habitantes por km2 (Bolivia. Oficina nacional de inmigración, estadística y propaganda geográfica, 1904, p. 2).
Desde nuestra contemporaneidad cabe destacar que, en rigor, el título de Censo de Población es inadecuado y muy modesto, puesto que sus resultados plasmados en sus dos tomos trasuntaron una radiografía de la población, pero además da cuenta de la realidad social, de los niveles de educación, de las distintas etnias, de los quienes tenían impedimentos físicos, de los tipos de zonas geográficas, de los valles, de los ríos, de los lagos, de las fuentes termales de cada provincia, de los volcanes, de las montañas, de la religiones que profesaban sus habitantes, de los recursos naturales, de los deslindes de las regiones, de las profesiones y actividades que desempeñaban los hombres y mujeres de la República de Bolivia… de todo. Desde nuestra perspectiva tal vez debió intitularse Estadística Humana, Natural y Social de Bolivia… en fin.
Ahora, en otro plano, llama la atención que la actividad principal de los bolivianos de la época se concentrara principalmente la agricultura, con un total de 564.009 individuos para estos fines; seguidos en segundo lugar por las hilanderas, con 139.111 personas (Bolivia. Oficina nacional de inmigración, estadística y propaganda geográfica, 1904, p. 46). Obviamente era una gran cantidad de habitantes dedicados a estas labores, si recordamos que la población total que dio el censo era de 1.816.271. Lo anterior es un fuerte contraste, pues es como si todavía en los albores del siglo XX –salvo excepciones– continuaran con el eje productivo existente en la Colonia, centrada principalmente en lo local y/o regional.
Y en otro momento, en relación con los resultados del censo y sobre aspectos del cuerpo físico de Bolivia y dando cuenta de la realidad vulcanológica del país, tras señalar que todas las montañas volcánicas se hallaban al oeste del territorio nacional y que “unas están en actividad y otras ofrecen intermitentes erupciones”; se procedió a presentar un completo cuadro con todos los volcanes del país, indicando sus coordenadas geográficas y su altitud, ocupando el primer lugar el volcán Guallatiri, con una latitud Sur de 18° 31’ y longitud Oeste de 71° 22’ y una altura de 6.693 metros (Bolivia. Oficina nacional de inmigración, estadística y propaganda geográfica, 1904, p. VII).
SUS APORTES EN GEOGRAFÍA, GEOLOGÍA Y SOBRE EL CORPUS FÍSICO DEL PAÍS
En relación con sus ensayos orientados a la geografía y al cuerpo físico del país, su obra principal corresponde al Diccionario Geográfico de la República de Bolivia (1890), en coautoría con Eduardo Idiáquez. En dicho texto –en el primer tomo– los autores dieron cuenta de la toponimia, de la descripción de los accidentes más relevantes y de todos los referentes del cuerpo físico del Departamento de La Paz, ofreciendo así una descripción geográfica general del mismo. Por ello, los autores presentaron alrededor de 3.000 conceptos geográficos de los lugares de dicha región, identificando y describiendo dichos referentes; luego continuaron con conceptos topográficos y de la geografía humana referentes a la ciudad de La Paz, y de los pueblos, villas, cantones, ríos, lagos, haciendas, estancias, montañas, comunidades y grupos étnicos de dicho Departamento. Desde nuestra perspectiva, llama mucho la atención la impresionante cantidad de nombres de haciendas y estancias que se identificaron geográficamente. Probablemente considerando ambos tipos de asentamientos de producción agrícola y ganadera, sumen un millar para este tomo, toda vez que en casi todas las páginas se identifican y describen 6 o 7 haciendas y un número similar de estancias y este primer tomo cuenta con 164 páginas. Así por ejemplo –nada más como ilustración– en la página dos se observan diez haciendas: Achcala, Achicala, Achicoya, Achila, Achiquirri, Maliasia, Achocara, Achocpata, Achocpaya y Achumani. Y tres estancias: Achocallani, Achuluni y Achumani (el mismo nombre que la última hacienda mencionada) (Ballivián e Idiáquez, 1890, p. 2). Creemos que estas haciendas y estancias indicaban la fuerte presencia de la ruralidad de la época y en parte también sugieren un esfuerzo productivo regional y local centrado en la agricultura, tal como se percibirá unos años más adelante, al publicarse los resultados del Censo ya comentado, donde se observa que 564.009 personas se dedicaban a la agricultura; es decir, el 31,05% del total de la población del país, que era de 1.816.271 personas.
Y dada la fuerte presencia de estas haciendas y estancias en la geografía boliviana –en este caso del departamento de La Paz– desde un punto de vista metodológico para las descripciones de diversos referentes naturales, fueron mencionadas por los autores como puntos topográficos y de deslindes de otros accidentes del cuerpo físico del país. Por ejemplo, para describir a muchos ríos resulta casi inevitable contar con ellas. Así en un momento de la prosa de estos autores se lee:
Huaqueri. Río en el Cantón Tiahuanacu. Nace en las inmediaciones de Caravilque (Hacienda del Cantón Laja) y se reúne á 1 legua al ESE. de Tiahuanacu con el de Tantuyo, fluyendo después á la Laguna Titicaca, en la Estancia de Humamarca, á 4 leguas al O. 30° S. de Tiahuanacu (Ballivián e Idiáquez, 1890, p. 56).
Luego, otro aporte para la geografía boliviana de Ballivián se puede observar al estudiar la serie de monografías que, entre los años 1898 y 1900 nos ha legado –en colaboración con científicos suizos– para determinar las propiedades relevantes de algunos minerales y de ciertos referentes bióticos. Junto con Bautista Saavedra, por ejemplo, escribió algunos ensayos sobre el cobre y el estaño en Bolivia, y con José Zarco una memoria sobre el oro: El Oro de Bolivia (1901).
También es conveniente recordar, en cuanto a esta línea de trabajos, su obra Documentos para la Historia Geográfica de la República de Bolivia, donde presentó diversos documentos relativos al contexto social y a los accidentes geográficos de algunas regiones de su país. Dichos documentos permiten traer a presencia la visión que de los nativos y criollos, así como también del entorno natural, tenían comisionados españoles o jesuitas, sobre las distintas regiones del antiguo Alto Perú. Así, por ejemplo, en el tomo I de esta serie, Ballivián seleccionó documentos relativos a los territorios de Colonias, de Mojos y de Chiquitos, visitados por los personajes ya indicados. Así, por ejemplo –como ilustración–, se observa que en este tomo el comandante general de Santa Cruz, de Mojos y Chiquitos en 1822, en su condición de jefe del gobierno realista en dichas provincias, ordenó la visita a las regiones de Mojos y Chiquitos a dos de sus oficiales para recabar información sobre aspectos políticos y de recursos naturales elaborados o productos de agroindustria, como llamamos hoy. Así, en cuanto a lo primero, por ejemplo, dichos oficiales debieron investigar la composición de los miembros de los cabildos de los pueblos y ciudades, e informar si estaban siguiendo la normativa de la Corona o no, o si había individuos exaltados; e informar de los rebeldes para proceder a su detención. Y en cuanto a lo segundo, debían confeccionar “un prolijo inventario de todos los enseres o temporalidades de sus respectivos pueblos”, e “investigarán la cera fuerte que exista en los pueblos, reuniéndola en un punto seguro”, así también de manufacturas existentes, como los hilados, e incluso determinar la cantidad de ganado de esas provincias (Ballivián, 1906, pp. 129 y ss.).
También es muy relevante, para difundir un adecuado conocimiento del corpus físico de Bolivia, el texto El Territorio Nacional de Colonias (1903), que estaba dirigido a quienes desearan explorar dicha zona y que presentaba todos los recursos naturales de aquella región. En relación con los deslindes de la misma, se señala:
La vasta región setentrional de Colonias, situada entre Brasil al N., el departamento del Beni al E., el de La Paz, al S. y el Perú al O., limita con la primera república citada, por la línea desde el origen del Yavari á los 73° 47’ de long. del meridiano de Greenwich y 7° 6’ de lat. S., parte hacia el S.E. hasta la cascada ó Cachuela Madera, situada en el río del mismo nombre (Bolivia. Oficina nacional de inmigración, estadística y propaganda geográfica, 1903).
Y luego continúa dando cuenta de las cadenas montañosas, de las cadenas hidrográficas identificando los ríos y sus afluentes respectivos y las vicisitudes de los mismos; también trae a presencia los exponentes de la flora y fauna de esta región, aunque sin la denominación taxonómica, logrando así una verdadera radiografía sinóptica de dicho territorio.
Cabe destacar además, en otro plano, que los trabajos de Ballivián sobre los referentes orgánicos de Bolivia, y en especial los relacionados con la goma –como vimos en su momento–, apuntaban además a considerar la implicancia y beneficios económicos de la misma, para insertarse como una producción más de una Bolivia que aspiraba al progreso y al desarrollo. Y ese mismo énfasis por la naturaleza boliviana como fuente de progreso, lo manifiestó en paralelo a las actividades y libros de este geógrafo-estadístico –que aquí hemos analizado– durante su extensa permanencia como director de la Sociedad Geográfica de La Paz, que comenzó en 1897 finalizó con su deceso, en 1921. E incluso –podríamos decir– que su interés por el desarrollo y bienestar económico de su país continuó luego de su fallecimiento, pues algún académico de universidades de mediados del siglo XX de Bolivia, como el agrónomo Walter Cevallos Tovar, publicó en 1941 un breve ensayo sobre la clasificación de la papa boliviana, trayendo a presencia estudios y notas de Manuel Vicente Ballivián sobre este tubérculo. En dicho ensayo se describen decenas de clases de papas existentes en Bolivia: redondas, planas, ocas, precoces y tardías, con los nombres vernáculos de los especímenes representativos de cada uno de estos grupos o clases (Ballivián y Cevallos, 1941).
La obra de Ballivián, en todo caso, no se agotó en estos dos ejes que hemos venido desarrollando, puesto que además se preocupó por consolidar algunas entidades orientadas a la investigación y difusión científica en su país. En efecto, recordemos que fundó la Sociedad Geográfica de La Paz y también creó el Museo de La Paz, tal como lo destaca, el año de su deceso, la Revista Chilena de Historia y Geografía, dirigida por el entomólogo Carlos Porter1.
HACIA UNA CONCLUSIÓN
Ballivián fue un científico con formación y estudios en Europa y no en Bolivia, pero una vez de regreso a su patria contribuyó notoriamente con su experticia centrada en la aplicación matemática y estadística de los distintos referentes del marco social y geográfico del antiguo Alto Perú. Sus primeras contribuciones fueron equivalentes a un catastro matemático y estadístico de la situación social y natural de las regiones o departamentos de Bolivia, pero luego se preocupó de plano por la geografía y por el cuerpo físico de su país. Fue justamente por esta inquietud que publicó su Diccionario Geográfico de la República de Bolivia en coautoría con Eduardo Idiáquez; aunque en rigor no hay un corte cronológico definido asociado a las disciplinas, puesto que en todo momento este geógrafo-estadístico presentó trabajos que se apoyaban en ambas disciplinas. Su aporte para la República de Bolivia contribuyó notoriamente a un ordenamiento administrativo para la toma de decisiones de la gobernanza y a una aproximación para mostrar a su país y al mundo la geografía y el entorno natural de Bolivia. Actualmente en la academia y en las comunidades científicas su obra parece estar en el olvido. Esta comunicación pretende revertir dicha situación.
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