La importancia de las humanidades y las ciencias sociales en una sociedad tecnologizada como la de hoy
Desde la Facultad creemos que es adecuado iniciar esta editorial señalando que nuestra esencia, preocupación y quehacer están conformados desde el inicio, a fines de los años noventa, por distintas disciplinas afines, debido a que provenimos de la Universidad de Chile. A este grupo de trabajo representante dimos por nombre Humanidades: porque bajo su alero se agrupaba a diferentes académicos formados en filosofía, psicología, literatura, pedagogía e idiomas, y porque conformaban el ya existente Departamento de Humanidades, con actividades docentes transversales a todas las carreras de la UTEM.
Del mismo modo determinamos el concepto de tecnologías de la comunicación social para un conjunto de carreras y saberes que concurren a más de una disciplina y que, algunas más u otras menos, están vinculadas con las tecnologías de representación digital, proyección, creación, fabricación y comprobación. Partiendo por la carrera de Cartografía, que está definida básicamente por la ciencia que estudia los mapas y cartas geográficas y cómo realizarlos; Diseño Industrial, por su parte, requiere de buen soporte tecnológico, pues está abocada al estudio y desarrollo de productos y servicios para mejorar la vida de las personas. También se encuentra en el mismo ámbito tecnológico y con similar propósito para la sociedad, Diseño en Comunicación Visual, muy vinculada también con las humanidades, pero ligada de modo fuerte a aquellas tecnologías de representación y comunicación visual. En igual contexto denominativo, las áreas que aborda carrera de Trabajo Social están incluidas en el concepto de comunicación y, sin duda, en lo esencialmente social, así como a las humanidades.
Por todo lo expuesto, desde su fundación nuestra Facultad ha transitado, en poco más de 20 años, por un camino de desarrollo sostenido en el trabajo y aporte de cada uno de sus departamentos y escuelas, con resultados documentados y donde se vislumbra una mayor concurrencia disciplinaria para abordar desafíos trascendentes y de mayor envergadura, aunque estamos enmarcados en un contexto interno donde la tecnología en su acepción más dura y las ciencias básicas han tenido prioridad para financiamiento, investigación y desarrollo.
Consecuente con lo último, en el ámbito de las disciplinas y sus proyecciones en las carreras, de seguro alguna vez hemos escuchado que el futuro lo tendrían más fácil aquellos titulados con sólidos conocimientos STEM, considerando la tecnologización de la actual sociedad. Es decir, universitarios formados con sólidos conocimientos en Science (ciencia), Technology (tecnología), Engineering (ingeniería) y Mathematics (matemáticas). Pero desde hace menos de 10 años los expertos académicos de los principales centros de estudios4 del mundo han añadido, a este acrónimo, la letra A; asociada a la formación en arte y diseño, que son en buena parte pertenecientes a las humanidades y ciencias sociales.
Así, el hasta ayer singular acrónimo ha pasado a denominarse STEAM5. Sin duda, un mínimo cambio lingüístico pero que involucra a toda una permuta de conceptos, con relevantes implicancias en una era digital donde los conocimientos tecnológicos son altamente requeridos. No obstante, se ha reconocido la necesidad de ir de la mano de la creatividad en pro de impulsar la innovación y las comunicaciones. Clave mágica para ganar competitividad en un mundo globalizado, donde cada comunidad pide respuestas específicas a sus problemas o circunstancias particulares.
Así es posible proponer nuevos axiomas:
- Mientras la tecnología nos dice cómo construir, las humanidades nos dicen qué construir y por qué construirlo.
- Una tecnología que no tenga al ser humano como centro de su quehacer, es una tecnología vana, sin razón de ser.
De ahí la importancia de publicaciones como la revista Trilogía, responsabilizada esta vez a la Facultad de Humanidades y Tecnologías de la Comunicación Social, dedicada a recopilar el conocimiento multidisciplinar, investigado, analizado y confrontado por parte de nuestros académicos, quienes por años han estado vigilantes a los cambios sociales, realizando propuestas para las necesidades del país en el sentido de que sus universidades estatales son las llamadas a crear y recoger los nuevos saberes que nos permitan avanzar como la nación que deseamos y debemos ser.
Nuevos desafíos
Primero asalta una pregunta necesaria de responder: ¿estamos preparados para afrontar el desafío de los cambios necesarios de implementar?
Si ya resulta complicado para las industrias y las empresas encontrar los profesionales con los suficientes conocimientos tecnológicos que permiten atender a las demandas crecientes, el problema es mayor en el ámbito de las artes plásticas, el diseño, trabajo social y las humanidades en su conjunto.
En primer lugar, las artes plásticas y diseño, por más tiempo del prudente, han sido consideradas como las hermanas menores en el ámbito del saber, pese a que el mundo exige cada vez más creatividad, estimuladas en el último tiempo por el auge de la filosofía Do it yourself (hazlo tú mismo). Entonces, el diseño y la formación artística resultan imprescindibles en todos los campos laborales.
En otro término, cabe destacar que afortunadamente, y gracias al trabajo sostenido de su comunidad académica y administrativa, Trabajo Social UTEM se ha mantenido y ha ganado espacios de excelencia, siendo reconocida su Escuela con un número amplio de postulantes, aumentado considerablemente la matrícula este último año.
Pese a lo anterior, las humanidades cada vez han sido más relegadas a cuarteles de invierno, partiendo su merma desde la enseñanza segundaria y, lo que resulta paradógico, el exacerbado alejamiento de estos contenidos en las mallas curriculares de muchas carreras universitarias. Sin embargo, la realidad expuesta ha requerido la creación de programas de asignaturas transversales, denominadas PPS (Programa de Desarrollo Personal y Social), donde se abordan, aunque de modo sucinto, aspectos humanos, liderazgo, creatividad, trabajo en equipo y medioambiente.
Entonces, en contraste con la tradicional separación entre tecnología, ciencia, arte, humanidad y sociedad, el futuro necesariamente ha de pasar por la simbiosis entre estas disciplinas.
Con esto no se pretende, de ningún modo, propender a disminuir la enseñanza tecnológica o científica. Sino promover la imprescindible imaginación, creatividad, así como los ámbitos humanos, comunicacionales y sociales de las personas y de los futuros profesionales UTEM, en procura de satisfacer sus curiosidades para pensar de manera diferente y diversa ante una misma disyuntiva.
Según el reciente estudio Cambio de competencias: Automatización y el futuro de la mano de obra, elaborado por el McKinsey Global Institute, la demanda de competencias tecnológicas, tanto digitales básicas como avanzadas, aumentará en un 55% antes del año 2030. Pero, aparte de estas habilidades necesarias de inculcar en nuestros futuros titulados, también se requerirán otras más de tipo social y emocional. Se prevé que el liderazgo y la gestión de personas se incrementarán en un 24%. Asimismo las habilidades cognitivas superiores, como la creatividad, el procesamiento e interpretación de información compleja, también serán habilidades requeridas por los futuros profesionales. Principalmente porque en muchos procesos ya no se requerirá la presencia humana, al ser la automatización la inminente irrupción laboral como consecuencia de la inteligencia artificial.
Este cambio de competencias6 es, y será, uno de los mayores desafíos que se deberán afrontar en los venideros años. Por tanto la formación permanente, la actualización constante de conocimientos y las consideraciones medioambientales, han de ser cruciales para afrontarlos con éxito. Las humanidades y las ciencias sociales han de tener aquí un rol fundamental, ya sea para profundizar las habilidades y competencias que se tienen o para adquirir otras nuevas, que determinen los cambios que se aproximan a pasos agigantados.
Las humanidades nos enseñan a pensar críticamente. Estas capacidades son las que usamos para convertir nuestras emociones en pensamiento y acción. Y es por esto que desde la Facultad de Humanidades y Tecnologías de la Comunicación Social, nos esforzamos para dar igualdad de condiciones a las ciencias sociales ante las predominantes ciencias tecnológicas.
En esta nueva edición de Trilogía les presentamos una recopilación de los principales artículos que sintetizan un periodo de trabajo importante, realizado individual y conjuntamente en torno a esos cambios sociales y a los nuevos desafíos que nos plantean los años venideros. Se incluyen por tanto, artículos relativos al aprendizaje con integración de tecnologías de información, así como la enseñanza utilizando procesos creativos, también el desarrollo de la conciencia y aportes hacia la identidad cultural. En esta edición nos llena de orgullo incorporar la presentación del discurso con ocasión del Premio Nacional de Literatura 2018, de nuestra distinguida colega Diamela Eltit. Para completar esta publicación, se presenta una reseña acerca del estallido social de 2019. Cada uno de estos trabajos ha sido elaborado desde la praxis disciplinaria, la observación analítica y la reflexión filosófica, que constituyen aportes a la prospectiva del Chile más humano y equitativo, que nos esforzamos en ayudar a construir.
- California Institute of Technology, Pasadena (California), Estados Unidos; University of Oxford, Oxford, Reino Unido; Imperial College London, Londres, Inglaterra, Reino Unido.
- https://www.innobasque.eus/microsite/escuela_innovacion/article/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-steam/
- Jacques Bughin, director del McKinsey Global Institute (Estados Unidos).