Artículo Volumen 35, Nº 46, 2021

Comunicación breve: “The Bench of the World” en la 17° Bienal de Arquitectura de Venecia: presentación del proyecto y la metodología aplicada

Autor(es)

Alexis Olivares Valencia

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RESUMEN

En el contexto de la 17 Bienal de Arquitectura de Venecia 2021, el pabellón de Emiratos Árabes Unidos y el colectivo de curadores de los pabellones nacionales realizaron una convocatoria internacional abierta para construir en la ciudad italiana un banco reutilizando los materiales sobrantes de los pabellones. La presente comunicación expone el proyecto ganador y la metodología aplicada en su proceso de diseño.

ABSTRACT

In the context of the 17th Venice Architecture Biennale 2021, the United Arab Emirates pavilion, together with the collective of Curators of the national pavilions, carried out an international open call to build in the Italian city a bench reusing the leftover materials from the pavilions. This communication presents the winning project and the methodology applied in its design process.

 

CONVOCATORIA INTERNACIONAL CURATORS COLLECTIVE

Durante la 17ª versión de la Bienal de Arquitectura de Venecia, por primera vez en su historia, los curadores de los más de 50 países participantes se reunieron para trabajar de manera conjunta e investigar nuevas vías para aprovechar el potencial de la Bienal como plataforma de colaboración. La organización es conocida como Curators Collective y ha trabajado junto con el curador en jefe de la Bienal, Hashim Sarkis.

En este contexto, y motivados por las urgencias producidas por la pandemia de la COVID-19 y el cambio climático, el pabellón de Emiratos Árabes Unidos y Curators Collective realizaron una convocatoria internacional abierta para jóvenes profesionales y estudiantes de arquitectura y diseño. El llamado invitaba a pensar uno de los elementos más antiguos y esenciales del intercambio social urbano: la banca. La idea era proponer un diseño para ser construido en la ciudad de Venecia, Italia.

La propuesta debía responder a factibilidades técnicas que le permitieran ser construida, trasladada e instalada con facilidad; además se precisaba incorporar los materiales sobrantes de las exposiciones de los pabellones de los países participantes. La lista detallada con los materiales para reciclar estaba adjunta en las bases de la convocatoria, junto con sus dimensiones y cantidades. Los diseños debían considerar el uso de las bancas en el contexto de la pandemia y fuera de él.

Para los organizadores, la convocatoria era una invitación a pensar respecto del rol de la arquitectura y su capacidad para propiciar la reunión y el dialogo entre culturas, motivando la reflexión respecto de la conciencia humana y ambiental mediante un elemento cotidiano clave y catalizador de la contemplación y el encuentro, como lo es la banca (CC, 2021).

La convocatoria se caracterizó por sus fugaces plazos de entrega, teniendo los participantes solo dos semanas para su desarrollo. Nuestro equipo se conformó por Alexis Olivares, arquitecto UTEM, y Gonzalo Mazzey, estudiante de arquitectura.

Durante el desarrollo del proyecto el equipo se concentró en encontrar un diseño que resolviera las exigencias del encargo, pero especialmente en traducir y buscar aportar valor a la reflexión que invitaba la organización que realizaba la convocatoria.

 

METODOLOGÍA Y ESTRATEGIAS

Se decidió que el proceso de trabajo se desarrollaría mediante dos ejes estructurantes: uno que buscaba responder a un problema físico muy concreto, que se relacionaba con la banca en sí misma; y otro conceptual y estético, ligado al contexto social de la pandemia y el cambio climático, pero también al contenido de la Bienal de Arquitectura y al lenguaje de instalación asociado con los pabellones y exposiciones del evento.

Estos ejes quedaron definidos de la siguiente manera:

a) Estructura física: banca, construcción, reciclaje, materiales específicos.

b) Estructura concepto: banca, bienal, distanciamiento social, encuentro.

 

El problema físico

Se reconoció que esencialmente esta era una operación de reciclaje, pues busca reducir los desechos industriales o de cualquier otra actividad humana para optimizar recursos y mitigar sus efectos contaminantes (Sanmartín, 2016). Dicha acción tiene sentido y toma fuerza como estrategia si involucra un gran porcentaje de los desechos o si se realiza a gran escala, por esta razón consideramos que nuestra propuesta debía abarcar la mayor cantidad de materiales posibles del listado entregado por la organización y así presentar una posibilidad real para el reciclaje y nuevos usos para dichos materiales.

Se analizaron las características de los elementos que se debían utilizar y se realizó una selección de aquellos que tuviesen condiciones físicas similares y que pudiesen trabajar de buena forma en conjunto, ya sea apilados o mediante conexiones auxiliares.

Existía certeza de que la propuesta ganadora sería construida, por lo tanto, se consideró que el sistema constructivo debía ser simple y claro; además, debería responder a las exigencias de uso a las cuales iba a ser expuesto: eventualmente una banca en el espacio público de Venecia.

 

El concepto

La Biennale di Venezia es una de las instituciones culturales más importantes del mundo, con más de cien años de historia su misión ha sido promover la investigación y difundir las tendencias del arte en todas sus expresiones (Orzes, 2014). Para el caso de esta versión, el tema curatorial fue How will we live together (Hashim, 2021) y estuvo marcada por la pandemia de COVID-19 y las estrictas normas sanitarias, aforos restringidos, cuarentenas y distanciamiento social. Para nosotros el contexto bienal implicaba que la propuesta debía acercarse de algún manera a los problemas disciplinares propios de la arquitectura, ya fuera en términos de forma, escala, uso u otro. Por lo tanto, no debía responder solo a las exigencias y necesidades de uso y función de una banca común.

Uno de los protocolos recomendados por la OMS para prevenir los contagios de COVID-19 fue mantener una distancia física de 1 a 2 metros con otras personas en espacios públicos y evitar reuniones o aglomeraciones de personas (OMS, 2020). Ahora bien, la naturaleza de una banca es precisamente propiciar las reuniones o encuentros fortuitos entre personas, por lo tanto nos encontramos en este punto con una situación paradójica: queríamos que nuestra banca pudiera ser utilizada por la mayor cantidad de personas posible, pero al mismo tiempo necesitábamos evitar las aglomeraciones y grupos excesivamente grandes. Este era un problema estrictamente formal y debía resolverse a través del diseño; la forma de nuestra propuesta debía asimilar esta contradicción y ofrecer una alternativa para resolverla.

Reconocimos a la banca urbana como un elemento social de características muy particulares, cuyas dimensiones permiten el uso en solitario, pero favorecen el uso compartido con desconocidos. Los cuerpos que la utilizan entran en reposo y esto les invita a la contemplación, la reflexión o el diálogo con otros, lo que la transforma en un catalizador del encuentro social espontáneo y, por lo tanto, de la esencia de la vida urbana.

 

La propuesta

La idea final fue la síntesis de este proceso de reflexión y búsqueda. Se estableció que sería una línea recta de 50 x 50 cm y 35 metros de largo, que atravesaría el accidentado paisaje urbano de Venecia conformado por los 700 ladrillos de arcilla disponibles apilados sin aglutinantes y 3 franjas de módulos de cemento-salmuera provenientes del pabellón de Emiratos Árabes (90 unidades), que serían dispuestos horizontal y verticalmente. En la parte superior se utilizarían piezas de pino chileno para construir un entramado que sirviera de asiento y unificara la estructura. Los elementos tendrían una capa de pintura color rojo carmín, para que otorgara sentido de unidad a la estructura.

El volumen regular y continuo permitió sumar elementos de distintas características y organizarlos según sus capacidades físicas para construir la forma. El carácter lineal de la propuesta permitía extender la banca de acuerdo con la cantidad de material, siendo los 35 metros un número dado por la suma de los materiales, transformándose la propuesta en una máquina de reciclaje capaz de seguir creciendo, de acuerdo con las necesidades y materiales disponibles. El entramado de madera y el color favorecían la incorporación de otros materiales dentro del volumen, sin perjudicar el sentido de unidad y coherencia formal o estética que poseía la banca.

Conceptualmente, la propuesta era un gesto claro y legible, se proponía una presencia ineludible y sutil, un tótem horizontal, una invitación a reunirse y a estar solo. Permitía a dos personas compartir asiento y, al mismo tiempo, estar separados por más de 30 metros. Se trataba de una perturbación de la escala y una distorsión del distanciamiento social.

El diseño reunía elementos provenientes de pabellones de distintos lugares del mundo en una misma estructura. Se consideró que esto respondía de buena manera al espíritu de la bienal y al carácter cosmopolita de una ciudad como Venecia. La propuesta fue nombrada como La banca del mundo, sugiriendo una relación con el emblemático proyecto de Aldo Rossi, Teatro del mondo (Rossi, 1980), presentado para la misma bienal en su versión del año 1979. Su extensión recuerda a los encuentros informales de los migrantes de cualquier ciudad y a los cables de tensión que sirven de reposo para las comunidades de aves migratorias. Su geometría radicalmente lineal sugiere la posibilidad de una extensión infinita, una línea que cruza ciudades, campos y que eventualmente permitiría a dos seres compartir un asiento aunque estuvieran en el otro lado del planeta.

 

RESULTADOS

El concurso fue gestionado por el pabellón nacional de Emiratos Árabes Unidos y moderado por la arquitecta y educadora Dalia Hamati. El jurado estuvo compuesto por: Fiona Mali, co-comisaria del pabellón nacional de Albania; David Theodore, co-comisario del pabellón nacional de Canadá; Roberta Semeraro, comisaria del pabellón nacional de la República Dominicana; Madeleine Kessler, co-comisaria del pabellón nacional del Reino Unido; Hae-Won Shin, comisaria del pabellón nacional de Corea del Sur; Sara Anwar, comisaria del pabellón nacional de Pakistán; Alexander Furunes, co-comisario del pabellón nacional de Filipinas, y Günther Vogt y Violeta Burckhardt, VOGT Landscape Architects. La organización recibió propuestas desde 39 países diferentes. La banca del mundo tuvo buena acogida y fue premiada con el primer lugar de manera unánime por el jurado (Truffa, 2021).

Finalmente, y luego de una serie de reuniones con los organizadores para adecuar el diseño a los recursos disponibles y para el traspaso de información técnica que permitiese una correcta construcción del diseño, se construyó una sección de la banca que se mantuvo en exposición y abierta al uso en el pabellón de Emiratos Árabes Unidos hasta el final de la Bienal (Montero, 2021).

 

CONCLUSIONES

Para resolver una propuesta en plazos tan acotados fue necesario, primero, identificar con precisión los elementos esenciales que componían la convocatoria, definir criterios y luego profundizar en una búsqueda exploratoria evaluando cada una de las ideas y comparándolas con los razonamientos antes definidos. Esta metodología nos permitió economizar tiempo de trabajo, toda vez que las ideas eran evaluadas y comparadas en una fase muy temprana, permitiéndonos desechar posibilidades de manera eficiente y encontrar un diseño que sintetizara nuestras intenciones. Los buenos resultados obtenidos nos invitan a revisar las metodologías para recoger y sistematizar aquello que pueda ser replicable en otras convocatorias.

Imagen 1. Imagen objetivo de propuesta

Figura 2. Vista isométrica de propuesta

Figura 3. Fotografía de la propuesta construida. Pabellón EAU